Qui la recensione apparsa sul quotidiano di Madrid El Mundo, nella sezione Cultura. Di seguito la trascrizione del testo.
Un libro recrea los desencuentros de los autores del «boom»
Relata la enemistad entre García Márquez y Vargas Llosa
di Pilar Maurell
Barcelona, 7 de abril de 2000.- La envidia y la ambición han podido más que un paisaje literario común. Hace 30 años Europa necesitaba un mundo imaginario, fuera de las reglas, y aparecieron los autores del boom latinoamericano. Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, José Lezama Lima y Alejo Carpentier fueron algunos de los artífices de esa explosión.
El antropólogo italiano Francesco Varanini desnuda a esa generación en Viaje literario por América latina (El Acantilado), un libro en el que no deja títere con cabeza y donde se ensaña especialmente con Gabriel García Márquez.
Varanini cuenta en el libro cómo, en los 80, se rompió la amistad entre García Márquez y Vargas Llosa, que había dedicado un ensayo a Gabo, García Márquez: historia de un deicidio, donde ensalzaba la figura del autor de Cien años de soledad. Pero Vargas Llosa empezó a recelar y a envidiar la estrecha relación entre el colombiano y su editor en España, Carlos Barral. El ensayo acabó desapareciendo de las librerías.
Varanini habla también de cómo Alvaro Mutis regaló a Gabo el tema de El coronel no tiene quien le escriba. Se refiere a El último rostro, que Mutis dedica a los últimos días de Bolívar.
«No espero que los lectores estén de acuerdo con lo que he escrito», argumenta Varanini, «sino que a través del libro, cada uno haga su propio viaje literario». Y es que lo que describe el antropólogo en su libro, además de los desencuentros entre autores, es una visión subjetiva de la literatura del boom. Varanini despedaza la obra de García Márquez y hasta se permite elaborar un decálogo para escribir como él: «Lo primero que debe aprender el aspirante a escritor es lo siguiente: ser redundante, buscar la voluta ornamental, la zalamería».
Antes de seguir con la autopsia, Varanini advierte que quiere mucho «a Gabo», pero con el tiempo le desengañó «porque traicionó su misión». Y esa misión no era otra que transmitir la oralidad colombiana, la de escribir para Colombia y no desde Colombia. «Ahora se pone del lado de los extranjeros, antes era un testimonio de lo que ocurría», apostilla.
Pablo Neruda y Alejo Carpentier tampoco quedan muy bien parados. «Son dos malos maestros», dice. «Carpentier es el autor que escribe desde lo alto de su torre de marfil y mira a los otros por encima de su cátedra», considera Varanini. Y en este caso, su contrario sería José Lezama Lima, que el autor ve como «el maestro secreto de toda una generación, que vivía sólo de su escritura». «En Lezama Lima hay un deseo de construir un mundo a través de la palabra», asegura. Y Neruda: «Un retórico, no me gusta, porque hablar de forma exagerada de los sentimientos es esconderse, no hablar de uno mismo», argumenta Varanini.
De los autores del boom, el antropólogo italiano reivindica la figura de Andrés Caicedo, un autor colombiano que propone una literatura más urbana, moderna y nocturna, «que ha sido muy maltratado», dice el autor, y que «en 1977, a los 24 años, se quitó la vida con 60 comprimidos de Seconal». O Felisberto Hernández (Montevideo, 1902) autor de Tierras de la memoria, a quien dedica un capítulo del libro.
Asegura Varanini que el boom «es un fenómeno sobrevalorado como escuela», pero reconoce que algunas de las obras llegarán a ser clásicos. Y cita, entre otros, a Cien años de soledad, de García Márquez; Rayuela, de Cortázar; Paradiso, de Lezama Lima, y Tres tristes tigres, de Cabrera Infante.
——————————————————————————–
«Gabo», en el centro de la polémica
Gabriel García Márquez ha sido el autor más leído, con diferencia, de la generación del boom latinoamericano. Un fama que le ha abierto a Gabo muchas puertas, pero le ha cerrado también la casa de viejas amistades. El libro de Varanini ofrece algunos ejemplos.
Vargas Llosa, años después de romper su amistad con García Márquez asegura: «Esta vez, al revés que otras veces, no me voy a callar ante esta última manifestación del delirio totalitario, inducido, sabrá Freud, por qué aberración del ser contemporáneo. Sé que hay lectores que leen al García Márquez semanal para reírse a carcajadas y que consideran sus declaraciones con desdén superior ante los desplantes de un patán o los alardes de un meteco: el nuevo rico se codea con la alta sociedad». Así se defendía Vargas Llosa de unas anteriores críticas de García Márquez.
Roberto Pombo afirma tajante que «los entendidos en literatura aseguran que cada siglo la Humanidad produce un gran genio para cada lengua. Ahora bien: lo menos que se puede decir de García Márquez es que es el escritor en lengua española más importante de este siglo», escribe Pombo con ocasión del 30 aniversario de Cien años de soledad.
Jaime Bateman, líder del movimiento revolucionario M-19, critica que «aquí los intelectuales tienen que emigrar, sólo se quedan unos cuantos, los más berracos, que soportan trabajar en unas condiciones increíblemente difíciles. Y habría que preguntarle a Gabo por qué él no vive en Colombia, él, que es una eminencia, un símbolo nacional, está fuera del país». Estas son unas declaraciones que hizo Bateman en una entrevista registrada en 1981 en las que recrimina a Gabo su marcha del país en momentos difíciles.
Carmen Balcells, agente literaria del autor colombiano reconoce que «el fenómeno Gabo es irrepetible». E Inge Feltrinelli definió al autor como «un divo político, cuya popularidad es el resultado del esfuerzo de mucha gente». El propio García Márquez dijo sobre sí mismo: «Jamás, en ninguna circunstancia, he olvidado que en lo profundo de mi alma, no soy ni seré sino uno de los 16 hijos del telegrafista de Aracataca».